Las tierras de Algatocín se extienden de Este a Oeste sobre la sierra que separa los ríos Genal y Guadiaro. El pueblo está situado al pie de la Sierrecilla, a 724 metros sobre el nivel del mar, en el monte conocido como «La Prontitud». Desde allí, Algatocín se asoma al valle del Genal, ofreciendo un paisaje pintoresco con las casas blancas sobre la loma de «El Fraile», una roca tallada por el tiempo que asemeja la figura de un monje.
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ToggleOrígenes árabes y urbanismo tradicional
El urbanismo de Algatocín es un legado de la ocupación árabe. El casco urbano se adapta a la orografía del terreno, con calles empinadas, estrechas y sinuosas, flanqueadas por casas bajas de fachadas encaladas. También se pueden encontrar casas dieciochescas con fachadas porticadas. En la parte más alta del pueblo se levanta la ermita del Santo Cristo y, en el centro, la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario, que data del siglo XVI. Según la tradición, esta iglesia fue edificada sobre el palacio de Algatois, hija de un rey musulmán. Se cree que el pueblo fue fundado por la tribu bereber de los Al Atusiyin, de donde deriva su nombre actual, aunque se sabe poco sobre su historia y evolución a lo largo del tiempo.
Conservación del perfil antiguo
Un accidente geográfico, un pequeño tajo, ha permitido que el perfil antiguo de Algatocín se conserve prácticamente intacto. Este tajo, situado al final del pueblo, marca el límite a partir del cual se han construido nuevas edificaciones. Así, Algatocín se divide en dos áreas: una antigua, con casas señoriales y solariegas, y otra moderna en la zona denominada La Cecería, donde las edificaciones modernas presentan dificultades estéticas al adaptarse al terreno. En la parte noble del pueblo se encuentran la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, la recoleta Plazoleta y la pintoresca Plaza de la Fuente, accesible por diversas calles.
Estructura urbana y puntos de interés
Recorriendo la zona antigua, se llega a la Alameda de Andalucía, el eje central del municipio donde se ubica el Ayuntamiento. En la parte baja, el cementerio se integra en la vida cotidiana del pueblo, una particularidad que lo distingue de otros municipios ibéricos. Paseando por las calles, se pueden apreciar casas con rejas adornadas con geranios y miradores desde los que se divisan muchas de las calles del pueblo.
Crecimiento y actividad económica
Tras las repoblaciones cristianas, Algatocín comenzó a crecer, convirtiéndose en un pueblo serrano con una interesante actividad económica. Actualmente, la agricultura es la principal fuente de ingresos del municipio. Existen dos zonas agrícolas bien diferenciadas. La primera, situada en la parte alta del Valle del Guadiaro y denominada Salitre, se destina preferentemente a cultivos de regadío debido a su abundancia en recursos hídricos. La segunda, situada en pleno Valle del Genal, se dedica al aprovechamiento de su vasta masa forestal y frutales debido a lo abrupto del terreno. Entre los árboles destacan encinas, alcornoques, pinos, olivos, agrios, higueras, almendros y castaños. Además, en el entorno abundan plantas aromáticas como la jara, tomillo y romero, así como plantas medicinales codiciadas por los vecinos, tales como el toronjil, eucalipto y poleo.
La historia de Algatocín, desde sus orígenes árabes hasta su desarrollo contemporáneo, refleja una rica herencia cultural y una adaptación a las condiciones geográficas únicas del Valle del Genal. Este pueblo andaluz ha sabido conservar su encanto histórico mientras desarrolla una economía agrícola vibrante, manteniendo el equilibrio entre la tradición y la modernidad