Las primeras noticias de ocupación del término municipal de Faraján datan del periodo árabe, de donde proviene su nombre «Farraján», que significa «alegre». Diversas tribus de origen magrebí, como los Magilas, Gumaras, Bahiríes, Habibies y Hawaras, se establecieron en la zona. Estas tribus coexistieron con minorías judías y cristianas, prisioneros de campañas bélicas, formando pequeñas comunidades llamadas alquerías. Entre las alquerías más destacadas por su importancia se encontraban Albalaxtear, Balastar, Chúcar, Cenajen y Castillejo.
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ToggleLa conquista cristiana y la formación del pueblo
Tras la conquista cristiana de Ronda, todos los núcleos antes mencionados fueron abandonados y sus pobladores se reunieron en Faraján. Así, se formó el núcleo del pueblo, que pasó a ser tierras de realengo pertenecientes a Ronda. En el siglo XVI, la expulsión de los moriscos dejó el territorio prácticamente despoblado hasta que varias familias cristianas de otros lugares llegaron para repoblarlo.
La carta de real privilegio y la guerra de la independencia
El 30 de octubre de 1814, el rey Fernando VII otorgó a Faraján la Carta de Real Privilegio de Villa, «en premio a la constancia, lealtad y sacrificios soportados durante la Guerra de la Independencia contra los franceses». Esta carta también concedió el permiso para utilizar como escudo las armas de la Corona española con el emblema de «muy noble y fidelísima Villa de Faraján».
Entorno natural y características urbanísticas
Situado entre el mar y el monte Jardón, que tiene una altura de 1.156 metros, Faraján es un municipio tranquilo y pintoresco. Su trama urbanística está compuesta por casas alineadas de forma irregular, generalmente de tres plantas y con la tradicional teja árabe. En el centro del pueblo destaca la iglesia, cuya torre sobresale por encima de las demás edificaciones.
Más de la mitad del término municipal es monte, con bosques de pinos, robles, alcornoques, castaños, encinas y álamos. Aunque hay algo de olivar, su presencia es escasa. También hay una interesante cabaña de caprino y porcino. La caza y la pesca son actividades comunes, destacando la caza de zorros, aves rapaces y corzos, y la pesca de barbos y truchas en el río Genal y sus afluentes Guadarín y Balaztaz, especialmente cuando no hay problemas de sequía.
La historia de Faraján es un reflejo de su rica herencia cultural y natural. Desde sus orígenes árabes y la formación de comunidades primitivas, pasando por la conquista cristiana y la posterior repoblación, hasta la obtención de la Carta de Real Privilegio, Faraján ha evolucionado para convertirse en una villa noble y tranquila. Su entorno natural y su arquitectura tradicional hacen de este municipio un destino fascinante para quienes buscan historia y serenidad